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MEDIO DE DIFUSION GASTRONOMICO

LUIS VEGA: EL COCINERO COMUNITARIO QUE NACIÓ VIEJO

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LUIS VEGA: EL COCINERO COMUNITARIO QUE NACIÓ VIEJO
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Pese a su juventud, el fundador de Comer y Pensar tiene gran experiencia en proyectos de recuperación alimentaria, capacitación para mujeres en vulnerabilidad social y variadas iniciativas sociales y ambientales en Antofagasta. Por octavo año consecutivo, está embarcado en la campaña Gotas de Leche que busca reunir fondos para que miles de niños celebren su día con chocolate y sonrisas. Por Valentina Miranda G. Luis Vega tiene solo 33 años y dice que nació viejo. Pero no hay que confundirse. Al escucharlo hablar de lo que ha hecho y de sus proyectos, brota la vitalidad propia de un joven. Sin embargo, cuando se conocen sus motivaciones, surge su alma vieja. “No veo muchos jóvenes que quieran cambiar el mundo. Están preocupados de tener, consumir y no de ser un aporte a la sociedad”, dice. Él es uno de los que quiere cambiar el mundo. Aunque estudió diseño gráfico publicitario, se convirtió en cocinero comunitario. Lo suyo es el trabajo social, que hoy canaliza a través de Comer y Pensar, la oenegé que formó en la región de Antofagasta para ayudar a los más vulnerables. ¿Por qué Comer y Pensar? Ya llegaremos a ese punto. Vamos por el principio. En 2009, cuando estudiaba diseño gráfico, tuvo que hacer un proyecto que involucrara las siete materias que estaban pasando ese semestre y se le ocurrió hacer un circuito culinario en Antofagasta y una guía como medio de difusión. Fue la primera semilla. En 2012 empezó a estudiar cocina y decidió armar un proyecto que tuviera la cocina y los alimentos como centro. Lo bautizó Comer y Pensar, pero en inglés. Fue un desastre. Nadie entendía el nombre, por lo que se vio obligado a usarlo en español. -¿Por qué este nombre? Es curioso… -Me gusta leer, me atrae la filosofía, pero nunca estudié. Siempre estoy mirando al horizonte pensando en nada y en todo. Me gusta sentarme a reflexionar sobre qué estoy haciendo. Y cocinar es algo más que pelar papas, es mucho más. La mesa antes era muy relevante. La familia se sentaba a tratar distintos temas, sus problemas. Era el lugar de debate. Al chileno le gusta mucho la sobremesa. En 2015 supo que iba a ser papá y en ese tiempo unos amigos le propusieron hacer algo para los niños del programa de prevención de drogas del Centro Comunitario Padre André Jarlan de Antofagasta. Hicieron una chocolatada para 50 niños. Una amigas pintaron caritas, llevaron payasos. “Fue bonito. En ese momento me enamoré del trabajo social a través de la cocina”, recuerda. La segunda semilla. Poco después, el párroco del centro comunitario le planteó hacer talleres de cocina para las mujeres del centro. Preparó una serie de documentos y les hizo doce clases.

Este cocinero comunitario ha capacitado a mujeres de juntas de vecinos, de comedores populares y de ollas comunes, enseñándoles la metodología para cocinar para gran cantidad de personas.

  -Ya no sólo era impactar a los niños, sino también a las mujeres que cuidan a esos niños. Y me encontré con temas como el maltrato, con mujeres que no sabían leer ni escribir, con un mundo más profundo. Fue complicado porque no te preparan para ser psicólogo, sociólogo o antropólogo.  

MEDIO HAMBRE

    Hombre de múltiples inquietudes, una preocupación de Luis era el deterioro del medio ambiente y el desperdicio alimentario. Pero más que preocuparse, se ocupó de este tema y levantó el proyecto Medio hambre (medio por medio ambiente y hambre por el desperdicio de alimentos), que buscaba recuperar los alimentos que normalmente se botaban en el terminal agropecuario de Calama y utilizarlos en ollas comunes y comedores populares. Paralelamente, capacitó a mujeres de juntas de vecinos, de estos comedores y de ollas comunes, enseñándoles la metodología para cocinar para gran cantidad de personas. Además, publicó el recetario “Tengo hambre”, una compilación de recetas de estas cocineras y otras del propio Luis. En 2021 participó en un proyecto de Valora Alimentos, organización que busca disminuir los residuos alimentarios y no alimentarios de los centros comerciales de frutas, verduras y hortalizas y generar un nuevo diseño de gestión alimentaria, para dejar de considerar basura a los alimentos que no son de primera selección. De este modo, con el financiamiento de Corfo y la participación de la Universidad de Antofagasta como gestor, estuvo a cargo de talleres y capacitaciones para personas del terminal agro de Antofagasta. Además, ha realizado charlas sobre el impacto social y medioambiental del desperdicio alimentario en varias ciudades del país dirigidas a cocineros, nutricionistas y personas ligadas al cuidado del medio ambiente.

GOTAS DE LECHE

  Desde hace 8 años, la ONG Comer y Pensar desarrolla la campaña Gotas de Leche, que entrega chocolate con leche a niños vulnerables para la Navidad y el Día del Niño. En todo este tiempo ha entregado 24 mil chocolatadas gracias a la generosidad de muchas personas y empresas que se han unido a esta causa.  

La ONG Comer y Pensar lleva 8 años realizando la campaña Gotas de Leche, que entrega chocolate con leche a niños vulnerables para la Navidad y el Día del Niño. En todo este tiempo ha entregado 24 mil chocolatadas.

  Esta campaña está inspirada en una iniciativa surgida en Francia a fines del siglo 19  para remediar los problemas de desnutrición y alta mortalidad de niños cuyas madres no podían dar de mamar ni tener nodriza. Se crearon centros en muchos países que entregaban diariamente leche esterilizada para estos niños. En Chile fue implementada por el Patronato Nacional de la Infancia, creándose centros en diferentes poblaciones de Santiago y otras localidades de Chile. La primera Gota de Leche fue inaugurada en San Bernardo en 1911. Justamente, con motivo de la próxima celebración del Día del Niño, Comer y Pensar está realizando una nueva campaña, la que durará hasta el 8 de agosto. Las donaciones, que parten en sólo 350 pesos, se pueden realizar en https://comerypensar.cl/wp/chocolatada  

RESTAURANTE SOCIAL

Además de ocuparse de su empresa de banquetería, durante los últimos años, Luis se ha capacitado en liderazgo juvenil y de empresas, que le han permitido dirigir proyectos de impacto social y ambiental. En la actualidad, es un miembro activo del grupo motor de Empresas B de Antofagasta. Como fue justamente en esta ciudad donde se descubrieron irregularidades en convenios con el Estado por parte de la fundación Democracia Viva, quisimos conocer su opinión. -Creo que es bueno que se descubra si se están usando de mala forma los fondos y que la ciudadanía se entere en qué se están gastando los dineros de los propios chilenos. Por el lado de la transparencia es bueno que se haya descubierto. Es un llamado de atención a ser más precisos en cuanto al uso de los recursos, aunque este tipo de situaciones terminan perjudicando no solo a actividades como las de nosotros, sino también las confianzas que se generan a través del tiempo con las comunidades. -¿Les ha afectado directamente? – No nos hemos visto afectados. Afortunadamente tenemos respaldo de la información de los beneficiados por nuestras actividades y todos los gastos están respaldados. Nuestra labor es transparente porque creemos que de esa forma debería ser. Luis sabe que los desafíos que hay detrás del trabajo social son tan grandes que se hace imprescindible trabajar colaborativamente. Es por ello que recientemente se unió a la iniciativa de Acción Solidaria de Hogar de Cristo llamada Dorapp, una plataforma abierta para el intercambio y colaboración de conocimiento y experiencias creada por y para líderes sociales. Dorapp partió como una app y ahora tiene también sitio web www.dorapp.cl Allí difundirá sus ideas y proyectos, especialmente todo lo relacionado a la recuperación alimentaria, incluyendo recetas que utilizan productos que normalmente se desechan, como la mechada que se prepara con cáscaras de plátano. Y el gran sueño que lo mueve por estos días es tener un comedor social. -Me encantaría inaugurar el primer restaurante social, donde parte de las ganancias vayan en ayuda de personas necesitadas. Creo que pronto va a dejar de ser un sueño. Ya estoy viendo el lugar y la forma de implementarlo. Con su empuje, no cabe duda que este proyecto también se materializará.